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miércoles, 17 de octubre de 2012

Enfoque basado en competencias contra Evaluación Tradicional




Primeramente se tomará en consideración el extracto del documento presentado por Magalys Ruiz denominado “Evaluación de Competencias”, en el cual el término evaluación ha sido connotado de diferentes maneras por muchos países, como por ejemplo:

Para México la evaluación es, observar la evolución del logro escolar a partir de la estimación del rendimiento académico en las distintas asignaturas.

Mientras que para Argentina es, brindar información sobre qué y cuánto aprenden los estudiantes durante su paso por el sistema educativo, así como indagar en qué medida van adquiriendo las capacidades y los contenidos de su propio desarrollo que los diseños curriculares y la sociedad misma.

Chile indica que es, medir regularmente el estado y progreso de los logros de aprendizaje de los estudiantes, a través no sólo de contenidos, sino también de habilidades superiores de pensamiento” (Ruiz M., 2008, p. 1).

De las anteriores definiciones habría que rescatar que mientras que para México la evaluación es una estimación del rendimiento académico, para Argentina esta valoración le sirve para saber en qué medida van adquiriendo capacidades; y en Chile, no solo es importarte los logros en el aprendizaje a través de contenidos, sino las habilidades superiores del pensamiento.

“El modelo de evaluación actual es un modelo taylorista centrado en la medición, es decir, contrasta entre objetivos y resultados, este tipo de evaluación se caracteriza por objetivos orientados hacia el dominio de los contenidos, o hacia un saber hacer operativo” (Ruiz M., 2008, p. 2).

Por tanto los docentes están convocados a un cambio de enfoque en la evaluación del aprendizaje, hacia los siguientes aspectos:

·         Expresar los objetivos en términos de capacidades.
·         La intención es que la nueva información ha de ser la base para traducirla en saberes integrados (saber, saber ser y saber hacer).
·         El docente debe cambiar y ser actor del proceso de recuperar y recoger evidencias.
·         Las ponderaciones.
·         Los instrumentos deben enfocarse a una evaluación enfocada en el juicio a través de la observación sistemática, los portafolios y sistematizar para organizar esa información como las rubricas como matriz de valoración (Ruiz M., 2008, p. 2).

Recorrido didáctico tradicional

Se basa fundamentalmente en la búsqueda de información en textos, en dosificarlos para su transmisión vía una planeación de objetivos y actividades de aprendizaje. Al final, la evaluación del aprendizaje solo considera evaluar lo que se recuerda.

Recorrido didáctico por competencias

“Tarea integradora es decir situación donde se va a demostrar lo que se aprendió, orientar la planeación del aprendizaje, y la evaluación para verificarlo, las evidencias son aportaciones que tiene que hacer el alumno para demostrar que está haciendo para aprender y los objetivos están expresados como capacidades y llevar una secuencia didáctica, es decir una apretura, desarrollo y cierre. El modelo de evaluación centrado en el juicio se caracteriza por tres características” (Ruiz M., 2008, p. 3):

1.- Caracterización del proceso de evaluación basado en competencias. El proceso es continuo, es sistemático y se basa en evidencias.

2.- La evaluación como proceso continúo. Se asocia a la recuperación y recolección de evidencias que presente ese tránsito gradual hacia mayores niveles de autonomía.

3.- La evaluación como proceso sistemático. Incluye determinar lo que funcionará como insumo, al planear y organizar la evaluación y supone analizar las salidas o metas desde un proceso pos instructivo y todas estas fases deben estar guiadas por procesos re alimentadores constantes (Ruiz M., 2008, pp. 3-4).

En segundo término se encuentra el extracto del documento de Sergio Tobón “Formación Basada en Competencias”.

“Con el ingreso del enfoque de competencias a la educación, la evaluación tradicional está pasando del énfasis en conocimientos específicos y factuales (referidos a hechos) al énfasis en desempeños contextualizados a un determinado entorno.

Tobon visualiza la valoración considerando los siguientes aspectos: categorización, caracterización, exclusión, vinculación, división, ejemplificación y noción” (Tobon S., 2005, pp. 235-238).


Aplicación de la valoración

“La valoración de las competencias requiere de tres procesos interdependientes: autovaloración, covaloración y heterovaloración.

Autovaloración

Es el proceso por medio del cual la propia persona valora la formación de sus competencias con referencia a los propósitos de formación, los criterios de desempeño, los saberes escenciales y las evidencias requeridas.

La autovaloración tiene dos componentes centrales: el autoconocimiento y la autoregulación. La primera es un diálogo reflexivo continuo de cada ser humano consigo mismo, que posibilita tomar consicencia de las competencias que es necesario construir de cómo va dicha construcción. La segunda, es la intervención sistemática y deliberada con el fin de orientar la construcción de las competencias de acuerdo con un plan trazado.

Para que la autovaloración tenga éxito es necesario:

·         Crear espacios de confianza y aceptación.
·         Generar el hábito en los estudiantes de comparar sus logros obtenidos con los objetivos propuestos.
·         Permitir que los estudiantes hagan cambios para cualificar su desempeño.
·         Construir en los estudiantes la actitud de la autovaloración con responsabilidad y responsabilidad.
·         Orientar a los estudiantes en la escritura de sus autovaloraciones.

Covaloración

Consiste en una estrategia por medio de la cual los estudiantes valoran entre sí sus competencias de acuerdo con uno criterios previamente definidos. De esta manera, un estudiante recibe retroalimentación de sus pares con respecto a su aprendizaje y desempeño. La covaloración requiere de la puesta en práctica de las siguientes pautas:

·         Concientizar a los estudiantes sobre la importancia de los comentarios de sus compañeros para mejorar el desempeño y construir la idoneidad.
·         Generar en el grupo un clima de confianza y aceptación.
·         Motivar hacia la asunción de los comentarios de los compañeros desde una perspectiva constructiva.
·         Asesorar a los estudiantes en cómo valorar los logros y las dificultades en sus compañeros.


Heterovaloración

Consiste en la valoración que hace una persona de las competencias de otra, teniendo en cuenta los logros y los aspectos por mejorar de acuerdo con unos parámetros previamente acordados. Colocarse en el lugar del estudiante sin perder el propio como profesional” (Tobon S., 2005, pp. 237-240).

Fines de la valoración

“En general la valoración de las competencias en el marco educativo tiene cuatro fines bien claros: la formación, la promoción, la certificación y la mejora de la docencia. En el ámbito de la formación, la valoración tiene como meta esencial bridar retroalimentación a los estudiantes y a los docentes en torno a cómo se están desarrollando las competencias establecidas para un determinado curso o programa.

Momentos de valoración

La valoración por competencias se debe de llevar a cabo en tres momentos: al inicio, durante el proceso formativo y al final de éste. Al inicio debe de realizarse un diagnóstico de cómo están los estudiantes en la formación de sus competencias y cuáles son sus intereses y expectativas. Durante el proceso, la valoración busca retroalimentar en cómo se está dando el aprendizaje y la pertinencia de la medición docente, y al final, la valoración tiene como meta determinar cómo fue la formación de las competencias y determinar la promoción y la posible certificación.

Participación de los estudiantes en el establecimiento de las estrategias de valoración

El éxito de los procesos de valoración de las competencias está relacionado con el grado en el cual estos sean asumidos como válidos por los estudiantes. Para lograr esto, es muy importante crear espacios para discutir con ellos la importancia de la valoración, sus tipos y estrategias, buscando que expongan sugerencias y comentarios para implementar o mejorar dicho proceso dentro de un determinado curso.

Pasos generales en todo proceso de valoración

La valoración de las competencias va más allá de la simple emisión de un juicio. Implica articular cuatro aspectos: indagación, análisis, decisiones y retroalimentación.

·         Indagación. Consiste en recoger información de forma sistemática en torno a cómo se están desarrollando las competencias empleando diversas estrategias para el efecto y considerando sus componentes.

·         Análisis. La información se analiza teniendo como base los criterios de desempeño, los saberes esenciales, el rango de aplicación y las evidencias requeridas.

·         Decisión. A partir de las conclusiones se toman decisiones, las cuales pueden ser respecto al aprendizaje, las estrategias didácticas, la promoción o la certificación.

·         Retroalimentación. Consiste en compartir los resultados de la valoración así: autoevaluación con compañeros y docentes; covaloración del grupo con cada compañero y heterovaloración, del docente con cada estudiante” (Tobon S., 2005, pp. 240-243).

Técnicas e instrumentos para valorar las competencias

“Existen muchas maneras de medir el aprendizaje, una de ella es la presentación de portafolios de evidencias, pero además es recomendable emplear otras técnicas con el fin de realizar una valoración integral de las competencias, teniendo en cuenta la heterovaloración, autoevaluación y la covaloración. La valoración prioriza en el desempeño según criterios de actuación en un contexto sistémico. Dentro de estas técnicas se encuentran:

· La observación.
· Entrevistas focalizadas.
· Diario de campo.
· Pruebas ejecución.
· Ensayos.
· Cuestionarios de preguntas abiertas.
· Pruebas de conocimientos.
· Pruebas de competencias cognitivas.
· Lista de cotejo.
· Escalas de valoración” (Tobon S., 2005, pp. 248-253).

Al momento de aplicar las anteriores técnicas es posible obtener una valoración del grado de aprendizaje significativo obtenido por los estudiantes y por consecuencia que porcentaje de la competencia se ha logrado.

Valoración de los saberes específicos. Valoración del saber ser (valores, actitudes y normas)

Como parte de esta valoración se sugiere que los estudiantes se autovaloren con cómo están con respecto a los valores, las actitudes y las normas definidas para un determinado elemento de competencia. El reto es sensibilizar a los alumnos para conocer su sentir y poder brindarles el apoyo pertinente.

Valoración del saber conocer. Conocimientos factuales, nociones, proposiciones, conceptos y categorías

Para la valoración de conocimientos específicos, Tobon recomienda el uso de test (cuestionarios cerrados) para saber si el estudiante tiene los conocimientos mínimos requeridos. Con respecto a los instrumentos cognitivos, estos deben de establecerse en conjunto con los alumnos, debe sugerirse la elaboración de proyectos prácticos en los cuales la información no se repita de manera literal, sino parafraseada.

No puede dejarse de lado la valoración de competencias y capacidades cognitivas dentro de este saber. Para ello se recomienda la aplicación de pruebas objetivas que examinen el uso de habilidades del pensamiento con la resolución de problemas. Finalmente, estos instrumentos cognitivos pueden valorarse mediante la realización de ensayos, artículos, monografías, informes breves y resúmenes, donde se determinen cómo los estudiantes los usan y los relacionen entre sí.

Valoración del saber hacer. Procedimientos y técnicas

Los procedimientos deben valorarse teniendo en cuenta la manera como se ejecutan y se ponen en acción acorde con determinadas actividades, una técnica fundamental por emplear es la prueba de ejecución complementadas con: observación, listas de cotejo y escalas.

Para valorar los procedimientos debe partirse de criterios claros y objetivos, en los cuales se recomienda tener en cuenta: la comprensión del tipo de actividades y problemas, el entendimiento y la conciencia de los pasos que implican ejecutarlo, la realización de estos de acuerdo con parámetros convencionales, el uso funcional y flexible del procedimiento, la corrección de errores durante su desempeño y la eficiencia y la eficacia en el empleo del mismo.

Conclusión

La evaluación del aprendizaje en el enfoque tradicional, simplemente considera el obtener un valor numérico para representar los “conocimientos” adquiridos por los estudiantes. No toma en cuenta las habilidades o competencias.

Generalmente en el enfoque tradicional para realizar esta valoración se hace uso del examen, y es muy frecuente que éste se diseñe con preguntas abiertas, quedando la interpretación del mismo al docente. Mediante este mecanismo de valoración el estudiante no siempre acierta a lo que el profesor cuestiona y se generan sentimientos de frustración. Además de que casi nunca hay una retroalimentación, por consecuencia no existe un crecimiento académico.

Al centrarse toda la valoración en un examen, no es posible determinar el grado de aprendizaje significativo obtenido por el estudiante.

Contrariamente, en el enfoque basado en competencias, la valoración se da desde el mismo momento de iniciar el curso, ya que el docente debe de aplicar un examen diagnóstico, a fin de determinar cuáles son los aprendizajes bases y las competencias que ha adquirido el estudiante.

Después, durante la realización del curso, el profesor puede implantar diversas herramientas y técnicas para facilitar el aprendizaje de los temas, así como para que la valoración realmente proporcione un crecimiento al estudiante.

Estas herramientas pueden ser: uso de mapas mentales, ensayos, tests cognitivos, específicos, monografías, exposiciones, proyectos, entre otros. Mediante los cuales sea posible valorar el saber, el saber ser y el saber hacer.

Con respecto a la valoración, es necesario e indispensable aplicar la autovaloración, ya que proporciona madurez al estudiante darse cuenta por sí mismo en dónde se encuentran sus errores (oportunidades de mejora); la covaloración, recibir comentarios y aportaciones de parte de sus compañeros permite un crecimiento, tanto personal como profesional y la heterovaloración, la que realiza el docente o cualquier persona externa, con respecto al trabajo desarrollado por el alumno.

Las anteriores valoraciones eliminan la incertidumbre y la frustración, proporcionan una retroalimentación completa, la cual permite la promoción y certificación de los saberes obtenidos.

El propósito del enfoque basado en competencias, no es solo que el estudiante aprenda conceptos, sino que los aplique en su vida diaria, que los entienda, los comprenda y los utilice de manera práctica. Para lograr lo anterior es necesaria la utilización de las distintas formas de valoración, tal y como lo propone Tobon, de esa manera si el estudiante tiene oportunidades de mejora, puede fácilmente lograr la competencia necesaria.

Bibliografía

TOBÓN Sergio (2005), Formación Basada en Competencias, pensamiento complejo, diseño curricular y didáctica, Ecoe Ediciones Ltda. Bogotá.
RUIZ Iglesias, Magalys ( 2008), La Evaluación de Competencias. 

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